El Macá tobiano (Podiceps gallardoi), un ave endémica de Santa Cruz en peligro crítico de extinción y declarada Monumento Natural Provincial, utiliza diferentes ambientes dependiendo la estación del año para cumplir su ciclo biológico.

Los Guardianes del Estuario, un Programa de Participación Comunitaria creado por la Asociación Ambiente Sur para realizar educación y sensibilización ambiental, nos informan que, durante el invierno, cuando el “Tobiano” permanece en los estuarios atlánticos santacruceños de los ríos Santa Cruz y Chico, Coyle y Gallegos, comienza un intenso y sostenido trabajo de monitoreo de la especie por parte del Equipo de Conservación de la ONG. Los censos de invierno se realizan desde abril en el estuario del río Gallegos, replicándose simultáneamente en los otros estuarios y forman parte de las tareas de investigación sobre la especie.

Este trabajo que realiza la Asociación con el apoyo de organizaciones como la Asociación de Kayak “I Yenú Jono” y observadores locales, implica un gran esfuerzo para su concreción por las duras condiciones climáticas de la estación, pese a lo cual se han logrado registros de la especie. Los conteos permiten reconocer a los pichones que han alcanzado su etapa de juveniles y medir las tendencias poblacionales de la especie, identificar y prevenir posibles amenazas que la pongan en riesgo, etc.

Los relevamientos invernales realizados por los agentes de conservación de Ambiente Sur se hacen desde la costa. La metodología utilizada consiste en que una persona se dispone en un punto fijo costero con un telescopio, del cual sólo se mueve a muy poca distancia siempre dentro del área relevada; en tanto, otro agente ejecuta un relevamiento en movimiento utilizando binoculares buscando individuos de Macá tobiano. Para distinguirlos, se buscan las  características que son particulares de la especie, como su frente blanca, el contraste entre el blanco muy brillante de su cuerpo con el negro del dorso; dado que sus dimensiones son muy pequeñas para la observación, se considera la forma de su silueta para identificarlo, con la cabeza triangular que le da su copete; la especie además siempre acompaña el movimiento de la marea lo cual es muy común en este ave, aunque otras especies también lo hacen; durante estos movimientos se lo puede ver zambullirse y volver a emerger, practicar su danza y, si hay mucha suerte, oírlo cantar.