Hoy queremos referirnos a los Petreles, una especie de amplia distribución en todos los mares del sur, desde las costas de la Antártida hasta los trópicos. Los Petreles comprenden una gran diversidad de especies con un amplio rango de tamaños. Se caracterizan por tener excelentes capacidades de vuelo y realizar extensos viajes de alimentación. En general, son especies longevas, cuya maduración reproductiva lleva varios años y crían un pichón por año. Estas cualidades las hacen vulnerables a cualquier aumento en la mortalidad adulta, como la que causan algunas pesquerías.

Los Petreles que se pueden avistar en el mar patagónico y, ocasionalmente, desde las costas del estuario del río Gallegos, son: el conocido como Petrel Gigante del Sur o Petrel Gigante Común (Macronectes giganteus), el Petrel Gigante Oscuro (Macronectes halli) y el Petrel Plateado (Fulmarus glacialoides).

El Petrel Gigante del Sur o Común mide 87 cm de largo, con una envergadura (con las alas desplegadas) de 195 cm Los ejemplares que se observan en la zona son generalmente juveniles, cuyo plumaje es completamente negro apizarrado y con un notable pico de color marfil a verdoso. Los adultos van mudando progresivamente hacia un gris blancuzco, comenzando por la cabeza y luego extendiéndose hacia el pecho y el resto del cuerpo.

Este Petrel puede ser avistado planeando sobre el agua y la costa, moviendo sus alas lentamente o descansando en el mar. Nidifica en islas oceánicas libres de predadores terrestres. Los que se observan en la zona del estuario local serían en su mayoría provenientes de las colonias de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, la Antártida y de islas cercanas a las costas de Chubut. En el estuario se observa regularmente desde la costanera, aunque es más abundante en la desembocadura. Los ejemplares juveniles pueden ser comúnmente observados en el estuario, en general alimentándose de carroña.